sábado, 15 de marzo de 2008

Trujillo in the future

“Señores pasajeros, tenemos el placer de anunciarles que en breves minutos aterrizaremos en el Trujillo Futuro. La temperatura en el exterior es cálida y la amabilidad de su gente es grande. Machina Futurum, agradece su preferencia y los invita a disfrutar de esta novísima ciudad. Recuerde que por Intronet puede adquirir sus pasajes de retorno tan sólo haciendo un clic en la uña de su índice derecho. Gracias y hasta nuestra próxima aventura. Cez5998, su aeromoza de turno…” fue el mensaje que nos despertó a los pasajeros e indicó que habíamos llegado a la tierra de Vallejo, pero en un tiempo infinitamente distinto.

La temperatura en el avión era fresca, a pesar del presentimiento de un calor infernal. El actual aeródromo “Martínez de Pinillos” luce totalmente renovado: ultra moderno a diferencia del anterior. Antes de poder salir y encontrarnos cara a cara con los nuevos aires trujillanos, una manga metálica se extiende desde la portezuela del avión hasta el ingreso al Área de Arribo Nacional. En el interior, el microclima artificial es otra vez fresco y satisfactorio.

Nos ubicamos en el tercer y último nivel del aeródromo. Un mapa digital muestra que además de estos tres niveles existe un sótano. Todo armónico y bien distribuido.
El tiempo ha transformado el Terminal en una gran esfera de donde salen dos extensos y pulidos tijerales: uno al extremo del otro. Debido a que somos pasajeros nacionales, nos ha tocado conocer el sector de la izquierda. Parece extraño, pero por todas partes esta palabra ha sido conjurada y reemplazada con sinónimos, como si se tratara de una misteriosa germanía*.

Al ingresar por la última puerta, nos encontramos con una retahíla de asientos azules repletos de pasajeros con destino a distintas ciudades del interior del país: Chimbote, Chiclayo, Huaraz, e incluso Chincha. Al dirigirnos al centro del aeródromo, tomamos el ascensor panorámico y descendemos al segundo nivel. Una vez ahí, una amplia y cómoda terraza, custodiada por dos pequeños comedores de genethic food(1), nos da la bienvenida en uno de sus blancos muebles circulares (muy al estilo de 2000 Odisea en el espacio) con un atento barmarker(2) y una limonada frozen color azul. “Para nosotros, es un placer recibir a personas que vienen desde un tiempo tan lejano” nos dice el tipo ataviado de blanco platino, con la sonrisa como estampada y el rostro aplanado.

Luego del lujoso recibimiento y el breve descanso, nos dirigimos directamente al sótano. En él, un inmenso subway celeste nos aguarda lleno de personas de distintos lugares e incluso, parece, de diferentes galaxias. El interior de la colosal nave está dividido en dos columnas: cada una tiene cincuenta asientos distribuidos en pequeñas filas de cinco. Cuatros sujetos, que dicen llamarse Vincent, Astor, Frida y Omega3 son nuestros acompañantes en esta travesía. El feerguía(3), repetitiva voz creada en un cyberestudio, informa que nuestra primera parada será en La Ciudad Empresarial del Norte, a pocos kilómetros de aquí.

La Ciudad Empresarial del Norte está ubicada en El Cortijo, donde alguna vez existió la Avenida Mansiche. Sobre un perímetro plano, el colosal proyecto se impone con sus 185, 172. 470 metros cuadrados. Creada para satisfacer la necesidad de los empresarios – y de quien quiera serlo- este imperio alberga los más vanguardistas negocios. Los rabishmouse (4), por ejemplo, encargados de una meticulosa limpieza en las viviendas, se rematan cada fin de mes en la feria artesanal.

Esta gran ciudad ha generado su propio microclima como fuente de energía. La ubicación frontal hacia el occidente logró, en un principio, mantener a los transeúntes bajo una temperatura satisfactoria, gracias a los vientos costeros. Desafortunadamente, esto se ha debilitado en los últimos dos años. Ahora, sobrepasando los 40 grados, es imposible sentir la refrescante brisa marina. Contrariamente a los meses anteriores (dicen que era una bendición si se llegaba a los 10º), el calor – hoy por hoy – es insoportable y agobiador.

Debido a la ubicación de la ciudadela, es fácil contemplar aún hermosos crepúsculos, esos que la huachafería prehistórica conocía como sunsets. Además, bajo el hermoso atardecer, se muestra un plano interesante de las ruinas de Chan Chan, cada vez más antiguas, extrañas y distantes.

El diseño interior de La Ciudad Empresarial del Norte muestra un eje central desde donde se ramifican otros apéndices, como plazas, áreas comerciales, oficinas y restaurantes.
Para poder ingresar a esta exclusiva ciudadela es necesario atravesar una alameda, eje principal de este monumento. En su orilla, una imponente escultura de barro representa las olas del mar, un mar que poco a poco está invadiendo las partes vulnerables de la vieja ciudad.

En el interior de la Ciudad Empresarial, a diestra y siniestra, se imponen dos edificios. Uno es el intelligent building de la Cámara de Comercio y el otro sus oficinas administrativas. Por la misma estrada, se puede llegar al Recinto Ferial, la Zona Comercial, los restaurantes, el Centro de Convenciones, el Hotel Empresarial y la Escuela Gerencial, sobre los cuales se eleva un elegante mirador. Desde allí, se puede observar un extraño mar, cada vez más feroz e intimidante, o una gran cantidad de personas en un silencioso ir y venir. Ésta nueva generación, cada vez más callada y aislada entre sí, lleva una frustrante vida de fracciones y porcentajes, de estadísticas y fórmulas confusas, según ellos, con resultados que se manejan a la perfección.

Es casi de noche y la ciudad, a lo lejos, luce un resplandor celeste. Llegamos a Metallum (antiguamente la Avenida Pizarro) y nos damos cuenta de los verdaderos cambios futuristas. Las calles lucen lizas y extremadamente brillantes. En las veredas, hechas de fibra de vidrio, hay dos tachos de basura, uno azul y otro blanco: uno para desperdicios biodegradables y otro para productos reciclables. Hay también nuevos y extraños medidores de tiempo para autos, con una conexión para poder recargarlos. El servicio cuesta 3 virtuoros (equivalente a 3 dólares del viejo tiempo de donde venimos), debido a una imprevista baja de energía en toda la ciudad.

A la mañana siguiente, fuimos a conocer el último lugar del recorrido, el Centro Cultural de Trujillo, ubicado en lo que fue la antigua Avenida Húsares de Junín, hoy conocida como Winston Churchill. Alberga una soberbia Escuela de Arte, un pequeño anfiteatro al aire libre y una minimalista galería para exposiciones. Gareteando(5) el commonbus(6) celeste, hay que caminar luego unos cuantos metros para encontrarnos con el Anfiteatro al aire libre. En su interior, un grupo de jóvenes ensaya una especie de coreografía y canto musical, conocido como mousicallo(7): la historia de unos primitivos jóvenes que luchaban por obtener mejoras estudiantiles y sustanciales cambios de vida en sus mujeres. A estos jóvenes, extinguidos hace ya varios años, se los recuerda por el cabalístico número 68 y por lo escandalosamente rebeldes que fueron.

Frente al anfiteatro, un edificio en forma de U con ingreso en la esquina de la avenida Churchill se impone frente a nosotros. Nos informan que es el Museo de Arte Contemporáneo. El aspecto de este edificio, inspirado en las formas de las colinas, nos da la impresión de vivir en un Matrix superrecargado. La estructura vidriosa de sus paredes refleja nítidamente el silencioso paisaje exterior. Frente al Museo, hay una Escuela de Arte y una aséptica* cafetería. Los estudiantes, sentados y reposando en el fresco local, revisan de rato en rato las virtuales y transparentes imágenes de La Gioconda, La Fragua de Vulcano y Los Che Guevara y las Marilyn Monroe de Andy Warhol. Todos concentrados en sus asuntos y desinteresados de los demás. Sólo se oye, casi por compromiso, el lento y ascendente Bolero de Maurice Ravel.

Estamos de salida y el conductor nos traslada al centro de la ciudad. En la Plaza Mayor, unas cimbreantes palmeras han logrado sobrevivir a la frialdad producida por los inmensos rascacielos que impiden el ingreso de la luz solar. Atrás, mucho tiempo atrás, quedó el Servat como el vanguardista de las alturas. Ahora, gigantescos dinosaurios de acero se elevan en el horizonte latitudinal. Para absorber la fuente térmica del sol, unas inmensas rosetas magnéticas han sido incrustadas bajo la tierra. Así los invernales centrícolas, reciben un pálido consuelo a su frío secular*.

Una vez en Machina Futurum, los encargados de hacer un informe de este viaje, nos entretenemos escribiendo algunas notas recordatorias: la vida ha cambiado. Los seres muestran una fobia extrema al color rojo y han hibernado sus ideales. Los jóvenes ya no son jóvenes y los niños se volvieron adultos. El silencio de la indiferencia ha triunfado. Felizmente, luego de unas cuantas horas - luz de regreso, el avión aterriza de manera satisfactoria en el Trujillo del 2008. Bajamos. Respiramos el aire de un Trujillo entrañable que quizás esté a tiempo de escaparse de esta triste y vertiginosa surrealidad.

Glosario:

Genethic food: Neologismo. Comida transgénica altamente sintetizada.
Barmarker: Neologismo. Sujeto robotizado que atiende en el bar del futuro.
Feerguía: Neologismo. Palabra compuesta de feérico (fantástico) y guía; es decir, un guía virtual.
Rabishmouse: Neologismo. Palabra compuesta de las voces inglesas rabish (basura) y mouse (ratón), animalito metálico que devora la basura de los lugares más recónditos de las casas.
Garetear: Neologismo. Del francés gare (estacionar).
Commonbus: Neologismo. Palabra compuesta de las voces inglesas common (común) y bus.
Moussicallo: Neologismo basado en la voz francesa moussicál (musical)


Publicado en día30

2 comentarios:

Karina dijo...

hola!.. es una crónica muy buena y me parece que has mostrado excelentemente la frívolidad de un trujillo con una serie de avances para los cuales no sólo no está preparado, sino que trujillo es trujillo así como lo vemos ahora y de esa forma es una ciudad entrañable.

Me parece que haces crónicas muy interesantes y que cada vez te deberías dedicar más eso.
besos. ceci.

Andrea Fernández Callegari dijo...

Ahora que leo tu crónica de nuevo, se me ocurre que Trujillo será una suerte de Metrópolis, pero con ciertos elemento de Un Mundo Feliz.

A mi parecer, una de tus mejores crónicas.

Besos,
Andrea.