sábado, 5 de julio de 2008

Jugarretas Despiadadas

Hace unos meses, en la presentación de los Cannes, Steven Soderbergh estrenó su último film titulado Guerrilla. En él, el actor puertorriqueño Benicio Del Toro encarnó al ahora “marketeado” Che Guevara. Del Toro aseguró sentir temor por la vida de Ernesto, ya que estudiarla es un constante descubrimiento y aprendizaje. Sin embargo, Soderbergh declaró que el idealismo del Che es un gran material de película que merece ser explotado al máximo.

Herbert Marcuse, un filósofo al que se le atribuyó la paternidad del movimiento hippie –manifestación absorbida por la mercadotecnia –aseguraba que, refiriéndose a la ebullición de los ideales setenteros, la contracultura está condenada a ser integrada por la monotonía del consumo que impone el sistema capitalista. La gente ha perdido su capacidad crítica y todas las masas van en una misma dimensión: el consumismo a gran escala. La oposición ya no existe porque, de manera sutil, ha sido tragada por la publicidad que vende un nuevo estilo de vida en el que todo parece ser very nice. Este sistema se ha valido de la manipulación de los deseos y las necesidades de las personas para poder lograr su propósito. Debido a esto, es normal ver, hoy en día, modas al “estilo hippie”, somos “anarquista” con nuestros padres, manifestamos nuestra “rebeldía” al llegar dos horas tarde de la discoteca, encontramos “punkers” maquillados y perfumados –obsoletos en el resto del mundo – y reggetoneros que regalaron su dignidad para alienarse con bulla, carros y piques –un complejo copiado de los norteamericanos –.

Otro gran pensador, Umberto Eco, en su último libro “A paso de cangrejo”, adjunta un artículo que habla sobre la carnavalización de nuestras vidas. Eco asegura que todo individuo necesita el juego como medio distractor y herramienta de aprendizaje; pero el juego, afirma, es más placentero cuando se practica sólo de vez en cuando e intensamente; es por ello que las viejas culturas -remotamente civilizadas, por supuesto –crearon al Carnaval. En la actualidad, nosotros, faro de la tecnología y creadores del cybermundo, hemos carnavalizado nuestras acciones y pensamientos. Desde la falta de vergüenza y lucidez como para atrevernos publicar nuestros escuálidos problemas a la gente, que por cierto, les importa un pito, hasta el goce de la degradación de nuestros ideales y de las personas a las que les tenemos una pizca de admiración. Ya no nos interesa el foodball, ni tampoco los deportistas –que cada vez se intoxican con más drogas y estimulantes para poder producir de manera anormal –sino los espectadores, las canchas, las zapatillas y los modelos. Ya no interesan los discursos presidenciales, sino los presidentes, sus prostitutas, sus liftings o sus “teteitos”. Ya no interesan los ideales de los grandes pensadores, sino sus vidas, sus secretos y el plató.

Para finalizar, no podría imaginar al Che, a Frida, a Joan d`arc, a Michelangelo, a Cleopatra, a la Piaf o a otras víctimas del consumismo presenciar sus vidas a través de una pantalla mercadotécnica, sabiendo que en la actualidad sus pensamientos, arte y filosofía son elementos de entretenimiento para una sociedad adicta a la carnavalización.

Poeta en el sonido



“Benedetto Croce decía que hasta los dieciocho años todos escriben poesía. De los dieciocho años en adelante, dos categorías de personas escriben poesía: los poetas y los cretinos. Es por ello, que personalmente prefiero considerarme un cantautor”. Un hombre que mantuvo la lucidez de sus pensamientos, que tocó los sentimientos del ser humano, que vivió intensamente y plasmó cada hecho en sus canciones. Fabrizio de Andrè, uno de los más grandes trovadores de los últimos años.
Sin pretensión de querer exagerar, Fabrizio De Andrè es un poeta de su tiempo. Cantautor que se negó al éxito momentáneo y al culto de las grandes masas. Un hombre anarquista que prefirió la dirección contraria, obstinada, y luchó contra la hipocresía social; un cronista de los pescadores, las putas, los culpables y los vagos, De Andrè es, sin lugar a dudas, un grande entre los grandes. Sólo basta dejarse llevar por las melodías de sus canciones para comprender su talento. Pero además, si entendemos sus líricas, nos sumergimos en sus personajes y entendemos la fuerte carga de sentimientos, se confirma de manera casi perturbadora el arte de este genovés.

Nacido en el 40, De André se formó en el seno de una familia humilde pero con mucha riqueza cultural. Sus primeros años los vivió en la provincia de Asti, al norte de Italia. Tiempo después, volvió a Génova para estudiar. Se graduó en la escuela superior y se interesó en particular por la poesía, la música y el teatro. En esta época, entabló amistad con Luigi Tenco, Bruno Lauzi y Paolo Villaggio, personajes que también conseguirían la fama a través de la música.

Pese a su afinidad por el arte, Fabrizio decide postular a la facultad de leyes. Sin embargo, en el transcurso de su carrera, canta en grupos de jazz y compone algunas líricas bajo la influencia de George Brassens, trovador francés de los 40 -llega a traducir muchas de las canciones de Brassens como Le Gorille (Il Gorilla) -. Grabó sus primeros discos a los 18 años, pero el gran éxito llegó en los años sesenta con La Canzone di Marinella, cantada a dúo con Mina. “Si una voz tan dulce no hubiera interpretado “La Canzone di Marinella”, con toda probabilidad habría terminado mis estudios de derecho, y ahora sería abogado. Doy las gracias a Mina por haber barajado las cartas a mi favor…".

Para la segunda mitad de los años sesenta, De Andrè realiza un verdadero "trabajo de músico". Interesado en su entorno social, el disco “La buona nouvolle” manifiesta abiertamente el conflicto que sufría con los dogmas de la iglesia católica. Basado en los libros apócrifos, De Andrè, siempre con un concepto sincero y humano, planteó una percepción distinta de la Virgen María, Jesús y, en especial, de María Magdalena. En sus canciones, evidencia los temores de un hombre que será colgado, la dulzura de una prostituta y los verdaderos intereses de una madre. El disco, a los pocos meses de ser lanzado, fue censurado y causó controversia en la Europa sesentera.

Pecados de Fabrizio

El periodo Karim se nombró a la primera fase de la carrera de De Andrè. Al final de los sesenta y con toda la ebullición del 68, Fabrizio cerró este periodo con el álbum “Peccati di gioventù”. En este disco, el cantautor italiano recopiló sus grandes éxitos, desnudando sus sentimientos y el estado de ánimo en el que se encontraba.

La vida de De Andrè había sido fuertemente golpeada debido al suicidio de su amigo Luigi Tenco. La depresión lo abrumaba y por eso, en la mayoría de sus canciones, Fabrizio cuenta tristes historias de presos, romances rotos, hombres de guerra y viudas desamparadas. Sin embargo y, pese al dolor que lo acongojaba, no dejó de lado la sátira en sus líricas y la ternura en sus historias.

El tratamiento sonoro de este disco fue de primera. Valiéndose de la simplicidad tecnológica, De Andrè pudo enfatizar en la mezcla de instrumentos folclóricos con ritmos modernos. Canciones como Il Fannullone, La Ballata del Michè, La città vecchia y Fila la Lana, muestran de manera sutil y verdaderamente placentera la fusión del vals con la tarantella. Instrumentos como a la bandolina, la guitarra, la flauta traversa y la flauta dulce acompañan de manera épica la suave y ronca voz de De Andrè. Sin embargo, en canciones como Geordie, La canzone dell´amore perduto y La Ballata dell´amore cieco, el jazz, el rock y algo del pop dominan estas canciones.

De Andrè no sólo mostró una tendencia melómana, sino una poesía evidente, desde el encaje de las rimas en cada estrofa, hasta la profundidad sentimental de sus historias. Es por ello que uno no puede dejar de mortificarse con el torpe de La Ballata dell´amore cieco que hace de todo, incluso morir, para conseguir la atención su amada. Resulta imposible no lloriquear con la historia de una pareja que tuvo un repentino amor en La canzone del amore perduto y es un hecho deprimirse luego de escuchar la historia de Michè, Marinella y de la dama abandonada que lamenta la muerte de su marido en Fila la lana.

Para los años sesenta y setenta, el concepto de héroe guerrero había sido idealizado por los viejos europeos y norteamericanos. La gente veía a los sobrevivientes como grandes hombres y a los muertos, como grandes santos. Fabrizio, siempre con distintas propuestas, abordó el tema del héroe y la guerra desde un punto de vista más sincero, más crudo. La histoia de Piero: el soldado que no sabe por qué está en la guerra y por ello se siente iracundo, muriendo tan rápido que no pudo darse cuenta de que es "carne de cañón". De igual forma, la esposa que esperaba el regreso de un soldado vivo y no de un héroe muerto en La Ballata dell´eroe, dejan un conflicto referente a nuestros valores patrios y un vacío en nuestras vidas.

Años después, Fabrizio siguió fiel con su estilo de trova, pero también probó la fusión de nuevos ritmos. Frases como “aquello que no tengo, es aquello que no me falta” fueron acompañadas con ritmos countries y, canciones como Bocca di Rosa e Il Pescatore, se convirtieron en el símbolo de las meretrizes, los bandidos y los miserables. Tiempo después, el sindicato de prostitutas, agradeció formalmente a De Andrè por su interés hacia ellas.

“Siempre he pensado que hay poco mérito en la virtud y poca culpa en el error. También porque hasta ahora no he comprendido bien que cosa es exactamente la virtud y que cosa es exactamente el error. Si nos trasladamos en el tiempo vemos como los valores se convierten en desvalores y viceversa. Es cuestión de transportarnos en el tiempo: había una moral en el medio evo que ahora es absolutamente rechazada. Hoy nos lamentamos por el gran tormento sobre la pérdida de valores. Yo pienso que los jóvenes de ahora nos es que no tienen valores, tienen sus valores que seguro nos rehusamos a comprender porque estamos muy aficionados a los nuestros”.

Para el 98, Fabrizio de Andrè realizó un concierto de dos días (13 y 14 de ferbrero) en Teatro Brancaccio de Roma. Tocó los éxitos de toda su trayectoria musical. Al año siguiente, murió. Sin embargo, y pase a ser casi diez años de su desaparición, Fabrizio sigue colándose en las nuevas generaciones. Quizá, cada vez con más dificultades, tal vez con menos interesados, pero sí con mayor influencia en los pensamientos y estilos de vida. No queda dudas, entonces, que Fabrizio de Andrè es el trovador que hizo poesía con el sonido.
Algunos links para que puedan conocer la música de Fabrizio (cuando aprenda, los adjuntaré en esta web)
Todos los videos adjuntos son de su último concierto en Roma.
(Il pescatore)
Como todo aparato neotecnológico, el YouTube también es un visio. Y como todo visio, si les gustó estas canciones de Faber, pueden encontrar muchas más en los enlaces.

Sendero Mato Grosso


La obra de los sacerdotes que dirigen la Operazione Mato Grosso se puede resumir en una sola frase: convertir a fariseos en cristianos de acción. Desde hace treinta y seis años preparan a jóvenes de las zonas rurales de Ancash en labores agrícolas, de carpintería y de apoyo social. Lo curioso del caso es que los adeptos siguen una consigna que podría pasar por acto de locura: "Deja tus coasas, regala tu tiempo libre, apoya con tu sueldo, sé solidario".


Iglesia de Chacas - Ancash


El 1 de octubre de 1992 el sacerdote italiano Giulio Rocca fue asesinado por el Sendero Luminoso. Su compañero y compatriota, Daniele Badiali, escribió una carta dirigida a su superior, Ugo de Cenzi, refiriéndose al doloroso suceso. El mensaje terminaba con la siguiente frase: “Jesús premió a Giulio con una muerte parecida a la suya. Coraje, nuestro camino lleva a la santidad más perfecta, al martirio. La Operazione Mato Grosso nos prepara para morir”. Poco tiempo después, el padre Badiali fue secuestrado y asesinado por las huestes de Abimael Guzmán, remarcando crudamente los desafíos de ser misionero.

Badiali y Rocca pertenecían a la Operazione Mato Grosso (OMG), una organización fundada por Ugo de Cenzi que combate activamente la pobreza y el individualismo sudamericano. Nacido en Polaggia, un pequeño pueblo de la provincia de Sobrio, Italia, De Cenzi ha dedicado toda su vida al trabajo educativo con adolescentes difíciles, sin familia y con problemas de conducta. Al final de los años sesenta de padre Ugo, luego de la visita de Pietro Melesi –sacerdote en Brasil –se interesa particularmente por América Latina y en 1967 envía al primer grupo de jóvenes a apoyar la zona del Mato Grosso. En el 72, se establece definitivamente en nuestro país y de ahí en adelante realiza un constante trabajo de campo en las zonas más pobres de la sierra peruana.

Giuseppe Colombo, un joven italiano, hace cinco años que es un matogrossino. Cuenta que en un viaje al Perú se enteró de la OMG y del sello que tenía esta obra. De regreso a Italia, se interesó de manera particular por este movimiento y decidió trabajar activamente en él. A mediados del 2006, casado y con una hija, él y su esposa decidieron venir al Perú y apoyar la misión por un periodo de año y medio.

“Lo que más me ha tocado el corazón es la ayuda gratuita y la solidaridad hacia los pobres que el Padre De Cenzi da a través de su obra”. Comenta Giuseppe.


La OMG realiza dos trabajos paralelos. El primero, en Italia, consiste en la recolección de recursos económicos y alimentarios. El segundo, en América Latina, apoyando activamente las obras realizadas. Los mismos jóvenes que colaboran en Italia, vienen en el verano y por un periodo de cuatro meses trabajan en el Perú. Con frecuencia, los misioneros de la Operazione Mato Grosso deciden quedarse por varios años e incluso algunos se establecen de por vida, superando las duras pruebas a las que el entorno andino los somete, como ocurre en la zona rural de Huaraz, Carhuaz, Huari donde están desde hace más de treinta y cinco año.


En estos lugares, con el párroco de Quirvilla, un pueblo que está a 2 200 m. s.n. m., la OMG se dedica a recaudar fondos. A su vez, da trabajo quincenal a más o menos 30 obreros en labores agrícolas, ofrece el servicio de Oratorio, da catecismo a los chicos y dirige el taller de artesanos Don Bosco. Este último es particularmente interesante por sus trabajos y proyección.

El 19 de mayo este taller inauguró una exposición denominada “Los dones del sol” que tuvo como escenario la Ex- Iglesia Compañía de Jesús, en Trujillo. Al ingresar en el oratorio de tendencia barroca, la primera pieza que recibe al espectador es una impactante repisa de dos cuerpos, cuya parte superior está unida por un delgado puente que muestra el hermoso tallado de un dios precolombino. Sobre esta estantería, un sonriente Sol, del mismo estilo y labrado en cobre, da la bienvenida a los asistentes.

Al atravesar este portal, el montaje realizado por la arquitecta Rosa Colombo presenta, a diestra y siniestra, pequeños ambientes que nos remontan al concepto del hogar. La primera pieza es un juego de comedor tallado en pino. Su belleza radica en la locura del diseño del aparador, una media luna es la inspiración. Esta pieza es estéticamente complementada por los detalles de las sillas –pequeños escalones tallados a mano –que destacan de manera sutil los conceptos estéticos de los antiguos incas.

Los artesanos del taller Don Bosco, graduados en carpintería y con un ilustrado criterio del arte, no sólo se inspiran en las culturas del incanato. En un espacio cálido y privado, hay una pequeña representación de un altar que embeleza a los espectadores. El ara, tallado todo en caoba, muestra detalles de olmos de trigo hechos en pan de oro por un virtuoso artesano, quizá un maniático de la belleza. Sobre las paredes, como complemento a esta pieza, varias figuras de la Madonna, del Cristo y de San José adornan inocentemente el ambiente y muestran, de manera cándida, su tendencia naïf y prerrenacentista.

Siguiendo el recorrido, en el centro de la iglesia, una curiosa licorera es la protagonista de todo el evento. Su extraña forma puntiaguda, los finos tallados con motivos preincas y la atípica forma de abrir los compartimentos, son puntos de atracción que dejan anonadados a los espectadores. Si algo caracteriza las piezas estos artesanos, es que nada se desperdicia. En las pequeñas mesas, los adornos cincelados sobre el mármol acompañan perfectamente los tonos oscuros de la caoba.

Por último, en lo alto de la Iglesia, seis sillas adornadas con peculiares detalles son las reinas de la exposición. Con respaldares rectangulares, de media luna y en forma de numeral, cada una muestra una personalidad propia, y en conjunto, se vuelven una seductora pieza de arte. Sólo queda agregar, que el ensamblaje de las piezas en cada obra son unidas entre si. Ninguna necesitó de clavos, pegamentos u otro elemento externo. Sutilezas de una ebanistería producto de la fusión entre la capacidad peruana y la vieja tradición de una Brianza carpintera.

Hemos conocido –a grandes rasgos –la fuerte influencia de la Operazione Mato Grosso. Personas que han optado por dejar su mundo, cargado de comodidades y excesos, realizan día a día una obra concreta a favor de los pobres. Un trabajo de fatigas y retos, pero de sinceridad y apoyo. De verdaderos misioneros que se soltaron de la familia, las parroquias, la nación y escogieron el camino de los hechos.

Algo que resaltó Giuseppe Colomo del padre De Cenzi fueron las palabras de motivación para sus jóvenes: “Deja tus cosas, regala tu tiempo libre, apoya con tu sueldo, sé solidario”. Una lección que hoy por hoy va a contra corriente, pues pretende integrar a la gente en vez de hacerla individualista. Un discurso que escandaliza a los profesionales y a los seudo creyentes; un consejo utópico y alquimista. Una alquimia que ansía convertir a fariseos en cristianos de acción.


Con la investigación de Emilie Kesch
Publicado en día30